"Un Chile en que el éxito dependa, fundamentalmente, del mérito y el esfuerzo
Un país en que todas las escuelas otorguen a sus alumnos educación de calidad y la oportunidad de ser profesionales.
En materia de educación, el 11 de marzo, 1.250.000 niños y jóvenes no podían iniciar su año escolar porque sus escuelas estaban destruidas o severamente dañadas.
Estábamos frente a la peor crisis de la historia y el mayor desafío de nuestro sistema educacional. Nos propusimos, junto al Ministro de Educación, ganar esta batalla en 45 días. Para ello, empleamos múltiples y creativas soluciones. Transferimos recursos para que los propios municipios y comunidades repararan establecimientos educacionales sin daño estructural, construimos escuelas modulares, habilitamos tiendas de campaña y acondicionamos buses, sedes sociales, comisarías y hasta cuarteles para acoger transitoriamente a nuestros alumnos.
Ese plazo de 45 días se cumplió el 26 de abril. Y lo logramos. Ese día todos los niños y jóvenes pudieron reiniciar con normalidad su año escolar.
Esta es la nueva forma de gobernar. Nos impusimos una meta y la cumplimos. Quizás no siempre podamos alcanzarlas, pero siempre pondremos nuestros mejores esfuerzos y les hablaremos a los chilenos con la verdad.
En educación, la inversión pública alcanzará los US$ 1.200 MM y permitirá
reconstruir o reparar más de 1.000 escuelas y liceos municipales, más de 300 salas cunas y jardines infantiles y reponer el equipamiento escolar dañado.
Compatriotas, la educación es el principal motor para el desarrollo y la movilidad social. Es el mecanismo para que los talentos emerjan y el mérito surja. Es el gran instrumento para construir el país de las oportunidades.
Por eso, la batalla por el desarrollo y contra la pobreza, la vamos a ganar o perder en la sala de clases.
Todos sabemos que en nuestro país existen muchas deudas sociales. Pero la
principal, la más dañina e injusta, es aquella que impide a millones de nuestros niños y jóvenes acceder a una educación de calidad.
Porque nuestro sistema educacional -digámoslo con todas sus letras- no da una educación de calidad a todos los estudiantes, y en vez de corregir las desigualdades sociales, muchas veces las perpetúa, traspasándolas de generación en generación.
Este, queridos compatriotas, es el verdadero y mayor escándalo de la sociedad
chilena, del cual se ha hablado mucho para denunciarlo, pero se ha hecho poco para corregirlo.
Es verdad que en los últimos veinte años los recursos que el Estado ha destinado a la educación se han multiplicado por siete. Y que gracias a ello ha aumentado la cobertura, mejorado los salarios de nuestros profesores, ampliado la jornada escolar y construido nueva infraestructura. Y tienen razón. Pero la verdad es que sirve de poco si no se expresa en mejoras objetivas y apreciables en la calidad de la educación y en los resultados del aprendizaje.
Y hasta ahora, y más allá de los discursos y promesas, esa calidad ha permanecido básicamente estancada, en el único lugar donde realmente importa, en la sala de clases.
Por eso, hoy quiero convocarlos a un nuevo desafío, mucho más trascendente, noble y audaz que el que cumplimos el pasado 26 de abril y que permitió que todos los estudiantes de Chile iniciaran a tiempo y con normalidad su año escolar.
Un desafío que va a producir una verdadera revolución en la generación de oportunidades, de progreso y bienestar para nuestros hijos: que durante el transcurso de esta década, seamos capaces de darles a todos nuestros niños y jóvenes, en la educación municipal y privada subvencionada, cualquiera sea la condición económica de sus padres, una educación de calidad, que les permita ser verdaderos ciudadanos de la sociedad del conocimiento y la información. Sólo así transitaremos del país de las desigualdades, al Chile de las oportunidades.
Esta tarea requerirá de un nuevo liderazgo, una nueva actitud y un nuevo compromiso, partiendo por los alumnos en las escuelas, los profesores en las salas de clases, los padres en el hogar, las escuelas de pedagogía en sus aulas, los parlamentarios en este Congreso y, por cierto, el Presidente en La Moneda.
Porque para mejorar la calidad y equidad de la educación no existen soluciones mágicas ni balas de plata. Deberemos actuar de manera oportuna, eficaz y simultánea en al menos 10 frentes.
PRIMERO, sacar adelante el proyecto que promueve la calidad de la educación y crea una nueva institucionalidad educacional, y que fue materia de un amplio acuerdo político que espero todos honremos. Este proyecto crea una agencia que evaluará a los colegios y una superintendencia que fiscalizará el correcto uso de recursos, y que incluso, podrá cerrar aquellos establecimientos que no sean capaces de cumplir estándares mínimos de calidad.
En SEGUNDO LUGAR, tendremos funcionando en marzo del 2011 los primeros quince Liceos Bicentenarios, de un total de cincuenta liceos de excelencia mixtos en las principales ciudades de Chile, para jóvenes esforzados y talentosos. Así, el efecto multiplicador que han tenido los mejores colegios públicos, como el Instituto Nacional o el Carmela Carvajal, llegará a todo el país, y no sólo a Santiago. En los próximos días daremos a conocer los requisitos de infraestructura, tecnología y equipos humanos con que deberán contar dichos
liceos, que incluirán una pizarra interactiva en cada sala de clases y un notebook para cada alumno. Además, facilitaremos el acceso al preuniversitario a los buenos alumnos de escasos recursos, especialmente en las zonas afectadas por la emergencia.
TERCERO, estamos comprometidos a duplicar la subvención educacional en un plazo de ocho años. El monto actual de la subvención básica de $38.000 por alumno al mes, simplemente no alcanza. Una educación de calidad necesita más recursos, pero también mejor gestión. Pese a que este es un año difícil, cumpliremos este compromiso ahora mismo incrementando la subvención para los alumnos más vulnerables.
A partir del próximo año, los aumentos en la subvención irán prioritariamente a los alumnos más pobres y a las escuelas y liceos que logren avances concretos en el aprendizaje de sus alumnos. Asimismo, en los barrios más afectados por la droga y la delincuencia, mantendremos abiertos los colegios municipales hasta las ocho de la noche, para que los niños y jóvenes que quieran no tengan que quedarse en la calle o solos en sus casas
CUARTO. Los padres necesitan más y mejor información para elegir el mejor colegio para sus hijos. Para ello, les enviaremos por correo, junto con una carta personal del Presidente de la República, los resultados de la próxima prueba Simce, por colegio a todos los apoderados, y no sólo a los del curso que dio la prueba. También recibirán un mapa con los resultados de todos los colegios de su comuna. Además, estableceremos premios e incentivos para aquellos alumnos, profesores y escuelas que logren mejorar notoriamente sus rendimientos.
En QUINTO LUGAR, tendremos más y mejores mediciones de aprendizaje, y no sólo de matemáticas y lenguaje. Para cumplir la meta de transformar a Chile en un país bilingüe y de deportistas, necesitamos saber de dónde partimos y cómo vamos progresando. Este año, cuando se tome la prueba Simce, se agregará una prueba de inglés, y a futuro, una de educación física y de conocimientos de la tecnología de la información.
SEXTO. Crearemos programas especiales de apoyo para aquellas escuelas con resultados insuficientes. Para ello, lanzaremos dos programas: “Comprométete con una Escuela” y “Comprométete con un Niño”, para que fundaciones, empresas y profesionales apoyen con recursos económicos y medios humanos a los establecimientos más pobres o apadrinen a niños de escasos recursos.
En SÉPTIMO LUGAR, queremos un Chile que se sienta orgulloso de sus profesores. Un país en que nuestros mejores talentos aspiren a enseñar. Para lograrlo, un panel de expertos ya está trabajando en un proyecto de nueva carrera docente, que enviaremos al Congreso.
Propondremos incentivos para que alumnos de muy buenos puntajes en la PSU quieran ser profesores. Trabajaremos en conjunto con las universidades para mejorar la formación y capacitación de los profesores. Queremos que la prueba Inicia, que se da al egresar de la carrera docente, deje de ser voluntaria y sus resultados sean conocidos y tengan consecuencias. Fortaleceremos el liderazgo de los directores y las remuneraciones de los buenos profesores.
También le hemos pedido a este panel que busque nuevos y mejores modelos para la educación municipal.
OCTAVO. Daremos a conocer en los próximos días un Servicio País para la educación, que permitirá a jóvenes profesionales, hacer clases en escuelas vulnerables.
En NOVENO LUGAR, seguiremos mejorando nuestro sistema de educación superior y haremos que los aportes del Estado a las universidades tengan como contrapartida mejorías en la calidad de sus facultades pedagógicas y su aporte a la ciencia y tecnología.
DÉCIMO. Implementaremos un ambicioso programa de becas de magíster y
doctorados, asegurando la excelencia de los postulantes e incrementando las exigencias para su vuelta a Chile.
Finalmente, quiero manifestar mi preocupación por el clima y la convivencia
escolar. El respeto y la tolerancia deben no sólo enseñarse, sino también practicarse. Adicionalmente, aumentaremos las exigencias a nuestros alumnos, estableciendo un mejor equilibrio entre sus derechos y obligaciones. Después de todo, se trata de su educación, su futuro y su vida."
Fuente www.gobiernodechile.cl
lunes, 24 de mayo de 2010
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