Los profesores de Ñuñoa, hemos decidido dar a conocer la situación de amedrentamiento sistemático que hemos vivido a partir del día viernes 23, en que llamados por las justas demandas relacionados con el pago de la Deuda Histórica y cumplimiento del acuerdo por el BONO SAE, nos sumamos en un alto porcentaje a dichas movilizaciones, lo que incluyó paralización de actividades.
Dichas presiones son de diverso calibre, algunas de ellas a través de la instalación de rumores hacia profesores a contrata, a los cuales se les amenaza con la continuidad laboral y en otros casos, el emplazamiento directo por parte de algunos docentes directivos de establecimientos, aludiendo a sanciones de tipo administrativas como sumarios, descuentos y no pago de asignaciones comprometidas. Sumado a ello, el acoso laboral, hostigamiento y presiones indebidas a colegas que siendo buenos maestros, se ven sometidos a cuestionamientos sin fundamento real, con el único fin de dañarlos psicológicamente y atentar en contra de su condición como profesional.
La situación anterior no termina ahí, pues caso especial son las presiones que se ejercen a los delegados y representantes de las escuelas, quienes llevan la voz de los profesores y profesoras a las asambleas gremiales y que como dirigentes del Colegio de Profesores son muchas veces insultados por directores y otros docentes directivos. La represión instalada redunda en la nula posibilidad de tener espacios de discusión, aún en horarios de recreo o colación. La actitud que se da en estos establecimientos se constituye en un apremio ilegítimo en una sociedad democrática, pues atenta en contra de la libertad de organización y decisión de los docentes, que como profesionales hemos ejercido nuestra vocación con dedicación incuestionable y que al mismo tiempo sabemos que nuestros derechos son irrenunciables. Las prácticas antisindicales a las que hacemos mención son incomprensibles bajo un Estado de Derecho y esperamos que la opinión pública comprenda que una buena educación no se logra en base a la represión.
La Deuda Histórica que el Gobierno tiene con los profesores y profesoras de Chile es impagable, pero cualquier reparación debe partir por el reconocimiento a la labor desempeñada y debe estar a la altura de nuestra calidad como profesionales. Si la ley 3551, hoy Deuda Histórica, se hubiese pagado, nuestra realidad salarial sería muy diferente.
Todos y todas, hombres y mujeres de Chile conocen a un profesor, hacemos un llamado a no permanecer indolentes frente a la realidad del profesorado y la educación en su conjunto. Los convocamos a conocer la realidad.
¡Con la Fuerza y Dignidad del Magisterio!
Asamblea Gremial Comunal Ñuñoa
Colegio de Profesores de Chile
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